La Iglesia de San Francisco de La Serena, es un templo católico ubicado en la calle Balmaceda esquina de Eduardo de la Barra; las que anteriormente fueron llamadas de La Merced y de San Francisco.
Es considerada la iglesia de piedra más antigua de la ciudad y uno de los testimonios más importantes de la arquitectura colonial. Nació como un oratorio establecido en el año 1563, cuando la orden de los franciscanos arribó a La Serena. El edificio actual data del año 1590, sin embargo, su construcción no fue terminada hasta el año 1627, luego de más de 30 años de trabajos costosos y difíciles.
Fue levantada por Fray Francisco Medina, Juan Carbero y Francisco Román, en piedra caliza, proveniente de Peñuelas Alto y madera de la zona costera de Ovalle, hoy llamado Bosque Fray Jorge.
Pese a que sufrió daños con el terremoto de 1647, es el único templo que sobrevivió al incendio con que el pirata Bartolomé Sharp invadió la ciudad en el año 1680.
El terremoto de 1730 también la dejó con considerables problemas, por lo que fue necesario un proceso de restauración que culminó en 1755. En 1796 otro sismo ocasionó el desplome de la torre, haciendo necesarias nuevas intervenciones.
El aspecto contemporáneo del templo data en gran medida de 1896, cuando la iglesia fue transformada a tres naves, al unirse las capillas laterales por medio de arcos.
Hoy, la iglesia se retira de la fachada continua de su calle y en su frente hay una plaza con una pileta y una pérgola.
El terremoto de 1975 obligó a cerrar la Iglesia, se demolió la torre e inició una nueva restauración que culminó en el año 1977 La Iglesia fue declarada Monumento Nacional en su calidad de Monumento Histórico. Hoy se encuentra junto a ella el Museo de Arte Religioso de San Francisco.
En esta Iglesia, en el claustro; se creó una Casa de Monedas y elaboraron monedas de Un Peso, equivalentes a ocho reales.
Efectivamente, en el año 1828 fueron acuñadas monedas de plata, según el Decreto del 27 de septiembre de 1827 porque en las cercanías de la ciudad había una gran cantidad de minas de plata, destacándose la mina de Arqueros.
Ademas que, al Gobierno establecido, le era conveniente acuñar monedas en la provincia de Coquimbo en términos económicos.
Esta casa de amonedación ha sido la única establecida – oficialmente – en provincias en toda la historia de Chile.
Fue don Gregorio Cordovéz (una de sus calles principales, lleva su nombre) el Intendente administrador y posteriormente, encargado de cerrar este establecimiento. Los trabajadores de esta industria abandonaron sus trabajos para unirse a la causa de don Ramón Freire en su incursión a la Provincia de Coquimbo.
La moneda creada en Coquimbo, nunca fue usada como circulante, porque fue rechazada por los encargados de la casa de moneda nacional. Al parecer el problema estuvo en el diseño de un cerro que pareciera ser el famoso Pan de Azúcar y la palabra Coquimbo, en vez de Santiago.
Las monedas, fueron mandadas a refundir y son escasos los ejemplares que se salvaron de esta situación.
La escasez de esta moneda que sostengo en mis manos, la hace ser muy apetecida por los numismáticos y coleccionistas