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Patrimonio

La adornada escalera del colegio Sagrados Corazones en La Serena

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por Vidal Naveas Droguett

La web page de mi amiga Elizabeth Pinina Beck, mostró una fotografía, donde las estudiantes del liceo Los Sagrados Corazones de La Serena, en el año 1974, se retrataban para la posteridad en la escalera del patio principal.

Retratarse en esa escalera era una antigua tradición.

Casualmente mi amigo Ricardo García, del puerto de Caldera, me regaló la misma escena, pero, de una foto tomada el día 11 de agosto de 1919. Ricardo, es hijo de una de las alumnas: doña Emma Vergara Pizarro, del fundo San Miguel de Copiapó; y estaba internada en el colegio. Emma aparece sentada y ocupa el cuarto lugar, de izquierda a derecha.

Este era un colegio particular de señoritas y las asistentes eran de buen nivel económico. En la foto de 1919 aparecen las alumnas en una actitud uniforme, con sus pelos tomados con cinta, delantales y calzado símiles y hasta las manos entrelazadas.

De izquierda a derecha en la escalera están: Mercedes Cereceda, Rosa Harms, Victoria Ripamonti, María Rojas, Elsa González, Olga Rojas, Raquel Aguilera, Ana Yercovic, Mary Durmey, Hilda Moran, Hilda Custer, Florencia González, María Harms, Lina Aguilera, Draga Versalovic, Carmela Hernández, Zunilda Hernández, Gladys Fourney, Inés Custer, Cristina Hernández.
De pie: Rosa Illanes, Hermelinda Pérez, Teresa Ibacache, Elena Durán, Bertha Vergara, Filomena Carmona, Yolanda Macchiavello, Martha Contador, Walda Barrios, Matilde Díaz, Rosa Ripamonti, Dinka Dujsin, Angelina Pizarro, Elcira Munizaga, Ana Vega, Yukova Ilic.
Sentadas: Sabina Vega, Herminia Jirón, Eva Polamer, Ema Vergara, Filomena Arms, Guillermina Munizaga, Ana Gordon, Diamantina Rojo, Matilde Harris, Elba Torres, Hilda Díaz.

La Congregación de los Sagrados Corazones, llegó a La Serena en 1855, para administrar dos colegios, uno para niños desamparados y otro para niñas de un alto nivel económico. El Obispo Justo Donoso, fue fundamental en esta cruzada.

La Municipalidad de La Serena, cedió para ello, el edificio del hospicio, que funcionaba en la esquina de las actuales calles Castro y Alfalfares.

Algunos años después, la Congregación de los Sagrados Corazones se trasladó a la calle Vicuña, donde funciona actualmente. En el año 1889 se terminó de construir la capilla en el interior del colegio.

En el año 1924 el establecimiento sufrió un incendio que minó parte de sus instalaciones. En el año 1929, la congregación de los Sagrados Corazones debió trasladarse a Valparaíso, por políticas educacionales.

El desconcierto de quedar sin colegio hizo que Monseñor José María Caro Rodríguez intercediera, y en su lugar llegara la Congregación de las Hermanas de la Providencia, que se hicieron cargo del colegio, las que se han mantenido hasta la actualidad.

El colegio mantuvo su nombre de Sagrados Corazones.

Actualmente su matrícula supera los setecientos estudiantes, damas y varones; a partir del año 2000, se incorporan varones a primero básico, procedentes del parvulario del establecimiento. El año 2007 egresan de octavo básico los primeros alumnos varones, quienes se incorporan a la Enseñanza Media para egresar el año 2011 como la primera promoción mixta del colegio.

Quise hacer esta nota, para destacar la belleza de las fotos, como así también las flores que han adornado esta escalera.

Probablemente mas de alguien encontrará un apellido cercano y querrá hacer una analogía.

La Iglesia de San Francisco y el peso de Coquimbo

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por Vidal Naveas Droguett

La Iglesia de San Francisco de La Serena, es un templo católico ubicado en la calle Balmaceda esquina de Eduardo de la Barra; las que anteriormente fueron llamadas de La Merced y de San Francisco.

Es considerada la iglesia de piedra más antigua de la ciudad y uno de los testimonios más importantes de la arquitectura colonial. Nació como un oratorio establecido en el año 1563, cuando la orden de los franciscanos arribó a La Serena. El edificio actual data del año 1590, sin embargo, su construcción no fue terminada hasta el año 1627, luego de más de 30 años de trabajos costosos y difíciles.

Fue levantada por Fray Francisco Medina, Juan Carbero y Francisco Román, en piedra caliza, proveniente de Peñuelas Alto y madera de la zona costera de Ovalle, hoy llamado Bosque Fray Jorge.

Pese a que sufrió daños con el terremoto de 1647, es el único templo que sobrevivió al incendio con que el pirata Bartolomé Sharp invadió la ciudad en el año 1680.

El terremoto de 1730 también la dejó con considerables problemas, por lo que fue necesario un proceso de restauración que culminó en 1755. En 1796 otro sismo ocasionó el desplome de la torre, haciendo necesarias nuevas intervenciones.

El aspecto contemporáneo del templo data en gran medida de 1896, cuando la iglesia fue transformada a tres naves, al unirse las capillas laterales por medio de arcos.

Hoy, la iglesia se retira de la fachada continua de su calle y en su frente hay una plaza con una pileta y una pérgola.

El terremoto de 1975 obligó a cerrar la Iglesia, se demolió la torre e inició una nueva restauración que culminó en el año 1977 La Iglesia fue declarada Monumento Nacional en su calidad de Monumento Histórico. Hoy se encuentra junto a ella el Museo de Arte Religioso de San Francisco.

En esta Iglesia, en el claustro; se creó una Casa de Monedas y elaboraron monedas de Un Peso, equivalentes a ocho reales.

Efectivamente, en el año 1828 fueron acuñadas monedas de plata, según el Decreto del 27 de septiembre de 1827 porque en las cercanías de la ciudad había una gran cantidad de minas de plata, destacándose la mina de Arqueros.
Ademas que, al Gobierno establecido, le era conveniente acuñar monedas en la provincia de Coquimbo en términos económicos.

Esta casa de amonedación ha sido la única establecida – oficialmente – en provincias en toda la historia de Chile.

Fue don Gregorio Cordovéz (una de sus calles principales, lleva su nombre) el Intendente administrador y posteriormente, encargado de cerrar este establecimiento. Los trabajadores de esta industria abandonaron sus trabajos para unirse a la causa de don Ramón Freire en su incursión a la Provincia de Coquimbo.

La moneda creada en Coquimbo, nunca fue usada como circulante, porque fue rechazada por los encargados de la casa de moneda nacional. Al parecer el problema estuvo en el diseño de un cerro que pareciera ser el famoso Pan de Azúcar y la palabra Coquimbo, en vez de Santiago.

Las monedas, fueron mandadas a refundir y son escasos los ejemplares que se salvaron de esta situación.

La escasez de esta moneda que sostengo en mis manos, la hace ser muy apetecida por los numismáticos y coleccionistas

La Quebrada Monardez

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por Vidal Naveas Droguett

No sé si a los administradores o dueños del Fundo Monardez en La Serena, les pueda agradar esta crónica, la cual no tiene otro fin que resaltar los lugares históricos y turísticos de la ciudad de La Serena.

Monardez, se sitúa en la quebrada del mismo nombre, al Oriente, a unos ocho kilómetros de la ciudad papayera.

Introduzco, diciendo unas pocas palabras respecto del hermoso lugar – el cual visité hace un tiempo atrás – en unas horas relativamente cortas. En realidad no me preocupe del reloj ni del calendario solo sé que el tiempo fue demasiado corto.

Y es que quedé absorto del lugar – voy a ocupar un calificativo que casi nunca uso – pues está dedicado a exaltar – en una escala valórica de mi propiedad – las virtudes que me suceden. El Calificativo es ¡Inolvidable!…

Ya me hubiera gustado quedarme allí, por un largo tiempo; pues es un sitio maravilloso, donde el aire que se respira es probablemente el mejor del mundo; combinación que se da por las cercanías con el mar y por la exuberante vegetación.

Vegetación llena de flores y plantas endémicas.
Hay un manantial – que extrañamente hace un recorrido ovoide – una acequia que recorre el lugar con agua fresca y pura venida de la montaña.
Es un lugar que difícilmente podré olvidar y visitar de nuevo. Allí, en el poco tiempo que estuve conocí y aprendí mucho – vi el paraíso, compartí con bellos ejemplares de la creación; me saludaron sus animales; si hasta comí desde el suelo, las deliciosas calanchoes – esas plantas anti-cancerígenas que brotan como la mala hierba.

Para los que no conocen, les recomiendo ir, y digan que un agradecido de la vida, les recomendó el lugar, el cual es muy saludable, sobretodo en tiempos de otoño, tiempo en que caen las hojas de los arboles; y éstos se desnudan para invernar, para con nuevos bríos, renacer en la primavera próxima.
Monardez, la quebrada lleva ese nombre porque allí vivió el hilarante cura Diego Monardez que ejercía su ministerio en el curato y aldea de Sotaquí, donde murió el año 1815, a la edad de noventa años. El cura Monardez, es la leyenda de un disparatado y extraño personaje, un cura minero que provisto de raras y jocosas situaciones nos llevan a meditar entre la realidad y la ficción.

El Cura Monardez fue dueño del lugar, su fundo era mucho mas amplio de lo que es hoy, éste fue parcelado y uno de sus dueños fue después el señor Jaime Canilla.
La leyenda del cura Monardez, está incluida en el libro que escribió nuestro historiador serenense don Manuel Concha, autor de Crónica de La Serena. Han de saber amigos que, el señor Concha es autor también del libro Tradiciones Serenenses, publicado por primera vez en el año 1883. Anteriormente, sus tradiciones habían sido publicadas en diarios, principalmente en La Prensa de Valparaíso, entre los años de 1874 y 1875.
Del libro yo solo conozco la edición que hizo la Biblioteca Popular Nascimento, cuyo director era nuestro conocido escritor Alfonso Calderón.

Este libro fue reeditado por la Universidad de La Serena, con un trabajo espectacular de la historiadora regional, Susana Pacheco Tirado.

Del fundo Monardez, probablemente se puedan escribir muchas historias; tal vez de amor, tal vez de aventuras o sucesos; eso depende de sus visitantes.

El fundo Monardez, está en la historia de Chile, porque allí ocurrió una cruenta batalla entre dos bandos que se peleaban la hegemonía de gobernar nuestro país.
Sucedió esto en el año 1823, cuando el general Ramón Freire, quien fuera a la postre Presidente de Chile, viajó desde Santiago con destino a La Serena. Partió desde el puerto de Valparaíso en barco, el cual le llevó a hasta la Caleta de Guanaqueros, para entrar luego a La Serena, y allí combatir al Coronel don Pedro Uriarte, quien se había sublevado en esos largos y complicados días que se vivieron después de la Abdicación del General Bernardo O’Higgins Riquelme, el 28 de enero de 1823.

Las tropas de Uriarte y Freire, se encontraron en la Quebrada de Monardez, donde se trabaron en un encarnizado combate que duró todo el día.
La batalla fue cruenta, dramática y larga; finalmente no hubo vencedores ni vencidos.

La Historia de la Población Minas

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Sus casas fueron concebidas como viviendas de emergencia.

Sin embargo, se quedaron para siempre. Sus pasajes están llenos de misterios y sus habitantes, colmados de historias.

Allí está. En el confuso límite entre el centro y la periferia de la ciudad. Como oculta, y quienes no viven en el lugar pareciera que sólo la ven de paso.

Poca gente sabe cómo se llama y mucho menos que es una de las más antiguas de La Serena. Se trata de la Población Minas, un sector histórico que hoy pasa por un complicado momento, ya que se encontraría inmerso en el olvido por parte de las autoridades, que no dimensionan su valor, viendo cómo frente a sus narices una feria crece, ocupando un lugar que alguna vez fue parte de ellos.

La Población Minas se remonta al periodo más próspero de la ciudad, entre 1946 y 1952, cuando un serenense llegó a la Presidencia de la República y quiso implementar aquí una política de mejoramiento infraestructural nunca antes vista. Era Gabriel González Videla y su Plan Serena. 

Poco se ha escrito de este sitio. Así lo reconoce el propio antropólogo de la Universidad de La Serena Gonzalo Ampuero, quien igualmente da luces de su génesis. Aclara que las casas que allí se encuentran fueron viviendas de emergencia que González Videla mandó a construir para dar una solución habitacional a gente que no tenía dónde vivir o que residía en lugares muy desmejorados. “Las construcciones de esta naturaleza datan de finales de los ’40 o principios de los ’50, en general se alzaron en sectores periféricos, alejadas del centro urbano porque eran viviendas provisorias y no tenían las características concordantes con lo que era el desarrollo de la ciudad durante esa etapa de la historia”, asevera el profesional.

Y claro, poblaciones como Minas u otras, como Mercedes Marín del Solar (Mermasol), fueron concebidas como asentamientos populares provisorios para evitar la proliferación de “poblaciones callampa” o campamentos que por esos años eran comunes en Chile y también en esta ciudad. “En definitiva, González Videla quería evitar los rancheríos”, acota Ampuero.

Y es que estos “rancheríos” simplemente no calzaban con el sueño del “Pequeño París” que tenía el mandatario radical. “Para Videla la solución no era arreglarlos ni otra cosa. Había que echarlos abajo y levantar poblaciones como Minas, que eran casitas de fácil construcción y también sería fácil después retirarlas”, sostiene el historiador Sergio Paolini.

Pero lo que iba a ser provisorio se convirtió en permanente. Resulta que todo tiene su final y el periodo de González Videla también lo tuvo. Si bien el Plan Serena logró cambiar el rostro a la ciudad, dejó cosas inconclusas y nunca logró que estas viviendas de emergencia dejaran de serlo. “El gobierno de Ibáñez se olvidó de que había esta situación y la gente que tenía que salir en algún minuto de las casas de emergencia, se quedó allí, hasta el día de hoy”, consigna el profesor.

¿POR QUÉ “POBLACIÓN MINAS”?

“¿Dónde hay una mina cerca?”, “¿Vivían mineros aquí en un primer momento?”, son preguntas que surgen tratando de buscar respuesta al porqué de la denominación del lugar. “Hay poca literatura al respecto, así que sólo en la población van a poder reconstruir la verdadera historia”, nos había dicho en un principio el profesor Paolini. Le hicimos caso.
Allí es el propio presidente actual de la junta de vecinos, Ricardo Castro, quien explica cómo surgió el nombre. “La verdad es que la historia es bastante anecdótica”, dice Castro, de entrada. Resulta que, como siempre, el uso venció a todas las formas. Y es que en un principio, el lugar fue denominado oficialmente como Población de Emergencia Número 2 de La Serena. Sin embargo, los terrenos donde se emplazó eran demasiado significativos desde mucho antes. “Antes de que construyeran las casas estaban las canchas de fútbol de la Escuela de Minas, y la gente ubicaba el sector por eso. Cuando a los más viejos les preguntaban de dónde eran, ellos decían ‘soy de la Población de Emergencia Número 2’, pero nadie se ubicaba, por eso empezaron a decir, ‘soy de la población Escuela de Minas’, y ahí todos sabían de qué sector estaban hablando”, cuenta Castro, uno de los más antiguos habitantes del lugar.

Fuente: Extracto de artículo publicado en Diario El Día.
Población Minas: lo que el Plan Serena no pudo terminar.

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